Todas las semanas se asomarán por aquí versos, poemas, fragmentos, estrofas y hasta canciones… de distintos poetas. Algunos os gustarán más y otros menos, supongo. Siempre podéis reescribirlos o dárselos a la abuela.
Estamos invitados
a tomar el té.
La tetera es de porcelana
pero no se ve.
Yo no sé por qué.
La leche tiene frío
y la abrigaré:
le pondré un sobretodo mío
largo hasta los pies.
Yo no sé por qué.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!».
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Un buen equipo; María de la luz Uribe escribe y Fernando Krahn ilustra. Así se presentan ellos:
Maldecir en verso es tremendo… Hoy, La jura de Santa Gadea (o Santa Águeda, que es igual).
«Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas.» Madre mía, ¿quién maldice así? Oliverio Girondo.
Poemas algo locos e irreverentes: Shel Silverstein es su autor.
También los adultos tienen miedo, a veces. Gabriela Mistral nos cuenta a qué le teme; en verso, claro.
Hala, todos a comenzar el curso, vosotros, los profes, Pequeño LdN… Celia Viñas, profesora y escritora, tiene algunas poesías sobre el colegio y sobre otras cosas que le rodean.
El libro de las mandangas, de Darabuc
¿Quieres conocer la Ronda del zapatero? ¿Y saber qué dice la tijera de mamá cuando te corta el pelo? Germán Berdiales te lo cuenta, en verso, claro.
Miguel Hernández es hoy nuestra recomendación, no podía ser de otra manera, ¿verdad?
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