Todas las semanas se asomarán por aquí versos, poemas, fragmentos, estrofas y hasta canciones… de distintos poetas. Algunos os gustarán más y otros menos, supongo. Siempre podéis reescribirlos o dárselos a la abuela.
Como sé que no solo los peques leen Pequeño Libro de Notas, que también los adolescentes lo hacen (y los adulto, claro), hoy voy a recomendar una poesía que yo conocí gracias a que Los Calchakis la recitaban antes de cantar La Muralla; es una poesía de César Vallejo, de su última época, aquí, en España. A mí me encantaba oírla antes de saber siquiera que tenía un autor y cómo se llamaba.
Masa
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!».
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!».
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate, hermano!».
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar…
España, aparta de mí ese cáliz (1937)
Aquí podéis oír cómo la recitan Los Calchakis (hay otros que la recitan, si buscáis «masa vallejo» en youtube.com, los encontraréis):
Para leer más de este autor, podéis ir a la biblioteca y buscar en la sección de poesía con su nombre (Vallejo, César), o en las librerías, o en este sitio en que comparten su obra.
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