Capítulo 35: La cosa especial

Estaba muy emocionado, ya que Sía nos dijo que pasaría algo especial.

—¿Qué pasa? —le pregunté.

—Que hoy, si resolvéis la siguiente misión pasaréis a la siguiente puerta…

—¡BIEN! —gritamos todos.

—¿Y cuál es esa misión? —preguntó Draco.

—Llevarle la Esfinge y la Podiuya a la alta montaña y liberarlas de mi hechizo…

—¿Qué hechizo? —pregunté.

—No os lo puedo decir, solo tenéis que llevarlas a la montaña y decir: “Sía libera”.

—¿Entonces se nos mostrará la puerta? —preguntó Miau.

—Claro, Gatucho.

—Y otra pregunta. ¿Qué contenía el frasco?— pregunté.

—Una foto.

—¿De qué?

—De cuando ella vino a esta puerta como castigo.

—¿Cómo?

—Sí. A ella también la castigaron Bito y su tropa con venir aquí. Nos sacamos una foto juntas cuando terminó mi prueba. Nos hicimos tan amigas que no quiso pasar a la puerta 2, y se convirtió en una de mis pruebas. Quiero que os saquéis una foto conmigo. La necesitaréis si acabáis el laberinto —dijo mientras cogía la cámara. La foto ya estaba lista. Cuando acabó la puso en mi mano. Me dio una bolsita para meterla.

(Las fotos de todos)

—Gracias y… Otra pregunta: ¿¡¡¡Por qué tiene la mano (ahora sí que la voy a describir. NO os la imaginéis). Negra, negra, negra oscura.

(Como Miau) Llena de bultos cosas que pinchan y granos enormes!!!?

—Eso es otra historia.

Sacó de la jaula a la Esfinge y la Podiuya, al momento, abrió la puerta mientras nos echaba fuera. El suelo aún estaba cubierto de nieve.

—¡Adiós chuchos, misifú y Gatucho! —gritó cuando ya nos alejábamos.

Me giré para gritarle “adiós” pero algo me extraño, pese a que estaba muy lejos y no la veía bien me pareció ver que…

Estaba llorando.