*Un lujo de Viaje* trata sobre un perro, Tobi, que se cuela en un armario mágico que le lleva a una especie de mundo alternativo. Allí, junto a su mejor amigo Draco, vive muchas aventuras y conoce a gente muy curiosa y simpática. Me llamo Adriana y tengo 10 años.
Llegamos y ya había una sala pintada (enterita). Sía nos llamó:
—Bien, chuchos y misifú, os tengo otra prueba. Mirad, es muy fácil y con ella resuelta aparecerá pintada media casa. Solo tenéis que darle este frasquito a una criatura llamada Carjuch —dijo sacando el frasco de su bolsillo—. Será fácil encontrarla.
A continuación tiró el frasco al aire y lo dejó caer. Lo cogí antes de que llegase al suelo.
—Bien, chuchito. Bien hecho. Ahora fuera, y cuidado, que está todo nevado.
—¿Cómo que nevado? Hace poco hacía sol… —dijo Migui extrañado.
—El laberinto este no es tan simple. Pasan cosas, muchas cosas —dijo mientas nos echaba fuera dando un portazo. Estaba todo lleno de nieve.
—Vayamos bosque adentro, allí habrá una Carjuch —y efectivamente. Vi a Migui señalar a un punto.
—Eso debe de ser la Carjuch. Parece ser “NORMAL” —dijo.
Nos aproximamos hacia ella. No se distinguía muy bien lo que era.
De repente, se esfumó toda la luz que había. Reconocí los ojitos marrones de Draco, que aullaba despavorido. Los ojazos azules de Migui y… Otros más. Un par de ojos amarillos (parecían de gato) y otros violetas. De repente, se volvió a encender la luz.
Ante nosotros, un gato Negro. Pero negro, negro, negro. Negro… Oscuro oscurísimo.
A su lado una chica. Con la mano extendida.
—Sía te ha enviado para darme este frasco. Dámelo ya.
—No tiene pelos en la lengua… ¿Eh? —me susurró Draco.
—El frasco es grande. Te sugiero que lo cojas con las dos manos —le dije.
—¿Quieres que te enseñe mi otra mano? —dijo agitada.
Llevaba una mano envuelta en su vestido blanco. Supuse que esa era la parte difícil de la misión, verle la mano. Pero luego supuse que Sía supusiera que yo lo supusiera y… Supuse, supuse, suponiendo… Dejémoslo. Que tomé una decisión.
—Vale.
Entonces me enseñó su mano. ¡Puf, vaya mano! Mejor no describirla.
Nos empezamos a retorcer por el suelo gritando: ¡Tierra trágame!
—Ja,j aja. Qué bueno. Bueno. Superásteis la misión. Yo os daré un regalo. Mi esclavo, Miau. Será vuestro nuevo compañero de viaje.
Se despidió de nosotros.
—Encantado de conoceros. Gracias por librarme. Os debo una.
—No nos debes nada. Nosotros estamos encantados también —dijo Miguelito en nombre de todos.
Volvimos a casa de Sía. Nos felicitó y, cómo no, le puso un apodo al nuevo.
“Gatucho”.
Sía nos dijo que mañana iba a pasar algo especial. ¿Que será?
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Otro compi de viaje!Miau es adorable!!!
Me encanta Miau… (o Gatucho). Aunque el segundo nombre…
Soy nuevo y quiero que todo el mundo tenga que por ser un gato
negro¡¡¡NO SOY GAFE!!! :P :)