*Un lujo de Viaje* trata sobre un perro, Tobi, que se cuela en un armario mágico que le lleva a una especie de mundo alternativo. Allí, junto a su mejor amigo Draco, vive muchas aventuras y conoce a gente muy curiosa y simpática. Me llamo Adriana y tengo 10 años.
Alcé mi pata con energía y abrí la puerta.Luego,el bichejo la cerró. Había 45 caminos para escoger. Estos eran cortos; pero de cada uno de ellos salían otros 55caminos.
—Tenemos que ir todo el rato por el centro … —me dijo Migui.
—¿Eh?No entiendo —dijo Draco.
—Claro…
Hay 45 caminos: (cada I es un camino)
I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I
La I es el camino del centro… ¡Siempre hay que seguir ese!
—Migui… —admití yo-. Me fío de ti pero… ¿Cómo huesos sabes eso?
—En todas las novelas de laberintos sale eso. Será por algo, ¿no?
Pasamos e hicimos lo mismo con los 55 caminos, es decir que pasamos por el camino medio. Al pasarlo, apareció rodando una bola enorme con pinchos alrededor.
—¡Cuidado! —grité yo—. ¡Agarraos a las paredes para esquivarla!
Las paredes eran arbustos altísimos,así que la es quitamos sin problema.
Cuando vajamos, había un pequeño pasillo que llevaba a una casa que en la puerta ponía: “Si del Laberinto quieres escapar las 29 casas has de cruzar”.
Al lado ponía “Nº1”
—Entremos!!! —sugirió Draco.
Migui empugó la puerta y…
—Sorpresa!!! —gritó una especie de Mujer-Serpiente—. Pasad.
Cuando entramos, me di cuenta de que nada tenía color.
—Un poco descolorido, ¿verdad? —dijo con truco—. Pero da igual, porque para salir de aquí vais a pintármelo. Por cierto, me llamo Sía.
—¿¡CÓMO!? —chilló Migui.
—Tranqui “Misifú”, ¿vale? Ahora te voy a llamar Misifú, me da igual tu mísero nombre. Cada parte de mi casa se pintará sola cada vez que hagáis lo que yo quiera. Lo primero que quiero es que vayáis al bosque que hay detrás de mi casa y me cacéis una Esfinge.
—Pero para eso tenemos que ir a Egipto… —murmuró Draco.
—No, burro —dijo Sía—. Una bestia mitad mujer, mitad pájaro y perro.
—¿¿¿Y qué tenemos para cazarla??? —le pregunté .
—¡¡¡Vuestas propias patitas!!! —dijo mientras nos llevaba al bosque—. Y no os escaqueéis, que si no superáis esto, jamás podréis salir de el laberinto.
Se dio media vuelta y nos dejó solos. Dispuestos a capturar esa “cosa”.
De repente y sin ton ni son, me quedé dormido y soñé con aquel ángel que ya había soñado hace tiempo. Me mostró una imagen de la Esfinge y me
contó que si salíamos del laberinto el armario nos llevaría a nuestras verdaderas casas y que el armario seguiría funcionando PARA SIEMPRE.
Es decir, que iríamos a casa, pero podríamos volver a ver a todos nuestros amigos de antes, como Myshoolck y estos.
De pronto me desperté. ¡Qué ángel mas majo!, ¿no? Se lo conté TODO a Migui y a Draco.
—¡Que guay! —gritó Migui—. Ahora, además de una buena noticia Tobi sabe
cómo es la Esfinge. Era más o menos así.
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¿A que soy guay? Si la encontráis es gracias a mi…:)