Capítulo 22

Y efectivamente, era su tío pelusón. Fue corriendo hacia él.
De pronto, se le iluminaron los ojos al ver a una siamesa, con ropa humilde. ¡Parecían dibujos japoneses! Ya sabeis: ojos grandes, mirada atenta, excamando:“¡Ooh!”

—Tobi… —dijo Migui hacia mí,pero sin parar de mirar a la gata—. Es mi… ¡Tía! Es misionera. Se fue a Chiribulo cuando yo no era más que un bebé. ¡Tía! —dijo mientras iba a saludarla.
—Tíooos!!! —gritaba Migui.
—Hola Miguito!!! (Su tía le llamaba así) ¿Y tú por aquí?
—Estoy viviendo aventuras con estos amigos —dijo mientras nos presentaba—. Este es Tobi, este Draco, y este Doggy que lo acabo de conocer.
—¿Así que viviendo aventuras? Y… ¿qué os parece veniros conmigo a Chiribulo de misioneros? ¡Vaya aventura! ¿Qué me decís? (ella es MISIONERA)
—Yo no puedo, estoy aquí de viaje con mi mujer Doggyna.
—Nosotros sí, pero solo unos meses —dije yo—. Somos Héroes, cantantes y ahora misioneros. Tenemos muchas carreras.
—Por cierto —dijo la tía de Migui—. Yo me llamo Nati, y tengo una hija, llamada Chirimía.
—¿Dónde está la prima “Chiri”? —dijo Migui refiriéndose a Chirimía.
—En casa… O eso creo. Mientras yo no estoy, la cuida Pelusón.
—¿Pues a qué esperamos? Cojamos el avión. Dije impaciente.

Tuvimos que esperar media hora. Entonces vimos a Chirimía.
—¡¡¡CHIRI!!! —iba gritando Miguelito.
Se abrazaron, y a un perrito que había detrás se le explotó un globo. Como fuegos artificiales. ¡Fue de película!
Nos presentó a Chirimía. Llegó el avión. Sería super divertido.
Lo que ocurre es que creo que nos mareamos en los aviones, porque, esta vez no le apareció algo solo a uno, si no a todos (Incluidas Chirimía y Nati).