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El Intercambio Celestial de Whomba, por Guillermo Zapata y Mario Trigo

En el País de Whomba los dioses sirven a los hombres, a cambio de que estos crean en ellos. Cada semana conoceremos un poco más de este mundo y aquellos que se encargan de mediar entre los habitantes de Whomba y los dioses, los encargados de llevar a cabo el “Intercambio Celestial de Whomba”. El autor edita la bitácora Casiopea. Las ilustraciones son de Mario Trigo.

Cuento segundo: "La magia del intercambio"

Guillermo Zapata y Mario Trigo | 20 febrero 2010



— Pero… ¿cómo funciona? —preguntó Brutha a Loona.


La vieja Loona miró a los ojos de la cría. Apenas 13 años, de un verde intenso. El pelo revuelto, enmarañado, como sólo las gentes de las llanuras de Gharm podían tenerlo. A su lado, durmiendo plácidamente, estaba Morg, su hombre lobo de piel parda. Unidos desde su nacimiento, casi hermanos.


Loona subió un poco la temperatura del radiador y fue hacia la ventana. Fuera estaba nevando. Llevaba nevando semanas.


— Loona —insitió Brutha—, ¿cómo funciona?


La niña estaba impaciente y a Loona le gustaba eso. Brutha tendría que aprender la paciencia también, pero era pronto para eso. Era una niña. El Dios Mighos les dio a los niños tiempos cortos para medir su vida, y a los ancianos tiempos largos. Era tiempo de respuestas.


— ¿Cómo funciona el intercambio? Es Magia —dijo.


Brutha parecía decepcionada.


— Otra vez la magia…—dijo— ¡Aquí todo es magia!


— ¿No te gusta la magia? Es lo que da forma a nuestro mundo.


— Pero no explica nada: Vamos al templo de Mur, dejamos pedazos de carne fresca, Mur viene, se los come y al año siguiente las vacas están gordas y todo el mundo está contento… Pero ¿cómo funciona?


Brutha aprendería pronto que no todos los dioses eran tan amables como Mur, que a algunos había que doblegarlos, que otros eran caprichosos y que la mayoría eran muy peligrosos.


—¿Qué son los dioses? —dijo Loona.


Brutha se encogió de hombros.


— ¿Qué son los hombres? ¿Qué somos nosotros?


— Negociadores —dijo Brutha con orgullo.


Loona miró a la cría de nuevo… Era tiempo de respuestas.


— Los Dioses poseen la magia y nosotros no sabemos cómo funciona, pero sabemos que funciona. Sabemos que Alyax cura y que Merher mata. Sabemos que Mur nos dará comida y sabemos que Fregha desvelará secretos… Pero sabemos algo más… ¿Sabes quién es Nur?


Brutha negó con la cabeza. No le sonaba.


— Nadie lo recuerda ya. Fue con él con el que supimos el secreto. La gente dejó de creer en Nur. No sabemos que era lo que nos proporcionaba, se ha perdido en el tiempo. Nur dejó de existir porque las gentes de Whomba dejamos de creer en él. Brutha, los dioses tienen la magia, pero necesitan que creamos en ellos. La carne que le llevamos a Mur no es importante por ser carne, sino porque representa nuestra creencia y ellos, agradecidos, nos devuelven la magia.


— ¿Los dioses hacen lo que nosotros queremos? —Dijo Brutha como si no lo creyera.


— Si hacemos las cosas bien, sí. Si los negociadores hacemos bien nuestro trabajo, sí. Si los gobernamos, sí.


Brutha sonrío.


— Que idiotas. Tienen la magia y son más débiles que nosotros.


La niña siguió comiendo. Las estrellas tenían razón. Iba a ser la negociadora más importante de la historia de Whomba. Alguien, algún día, contaría su leyenda.


Comentarios

  1. Santiago Viteri [feb 22, 01:56]

    Me encanta la ilustración. Se ve que el dios Mur es muy majo…

  2. Alberto [feb 22, 11:36]

    Tiene que serlo, ¡se está comiento un choricito a la barbacoa! Un dios que hace eso tiene toda mi adoración.

  3. Mario [feb 22, 13:53]

    ¿Pero de qué está relleno el chorizo, eh? No hay que fiarse demasiado de los dioses… ;P

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