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Diario de Puchi Smeath, por Marta Bao

El Diario de Puchi Smeath cuenta las aventuras de un loco explorador felino, que quiere que todo el mundo conozca sus hazañas. Es obra de Marta Bao, una niña de 9 años que gracias a las enseñanzas del Profesor Burro, ha conseguido tener a su gatita Puchi, en la que se está inspirando.

37. El rescate

Marta Bao | 5 enero 2013

Esperamos unos segundos. Nos abrió una anciana vestida con una túnica oscura larguísima y un sombrero de … ¡bruja! ¡Era la bruja que tenía prisionero a Noche!

—Ho… Ho… Hola, ve… ve… venimos a… —tartamudeó Migui.

Zas le dio un codazo, nadie podía saber para qué veníamos en realidad.

—Buenas noches. Somos inspectores. Venimos a comprobar que todo sigue en orden porque nos han avisado de que se veían luces extrañas. ¿Están todos bien?
—¡Ah! Pasen, pasen —la bruja nos invitó a entrar en la habitación.

El interior nos puso a todos el pelaje de punta. Todo era oscuridad, salvo por un par de velas. Había telarañas por todas partes. Un esqueleto adornaba la entrada, dándole a la estancia una apariencia más siniestra.
No sabía cómo Noche podía sobrevivir allí dentro.
La bruja prosiguió (sonrió maliciosamente):

—No ha pasado nada, señores, como pueden ver. Todos estamos bien.
—¿Está segura? —prosiguió Tom.
—Pues claro —dijo la bruja—. Venid, os lo demostraré.

La bruja llevó a mis amigos a todas las habitaciones. Yo, que hasta entonces había permanecido escondido sin que me viera, salí de mi escondite tan pronto como ellos desaparecieron por la puerta.

—¡Noche! ¡Noche! —exclamé.

Al momento escuché un maullido proveniente de la habitación contigua.
Miré atentamente por si había alguien. Como no había nadie, entré.

—¿Noche? ¿Dónde estás? ¡¡¡NOCHE!!!
—¿Puchi? ¿Eres tú? —dijo una voz que sin duda tenía que ser de Noche.

Tras un rato descubrí una jaula de hierro. Dentro estaba un gatito negro asustado: ¡Noche!

—Te sacaré de aquí, Noche —dije con voz firme.

La cerradura era muy complicada, pero tras muchos intentos conseguí liberarle.

—Gracias, Puchi. No sé qué haría sin ti.
—No pasa nada Noche —respondí con una sonrisa.

Para el asombro de Noche, me puse a imitar a un búho todo lo bien que podía. Era mi señal a los demás de que ya lo había conseguido, era hora de volver.
Nos reunimos todos y cuando ya nos disponíamos a salir, oí el sonido de unos pasos que se acercaban.

¿Dónde nos podríamos esconder?


Comentarios

  1. Laura [ene 5, 15:30]

    ¡Qué bruja tan fea! Mete miedo

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