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Diario de Puchi Smeath, por Marta Bao

El Diario de Puchi Smeath cuenta las aventuras de un loco explorador felino, que quiere que todo el mundo conozca sus hazañas. Es obra de Marta Bao, una niña de 9 años que gracias a las enseñanzas del Profesor Burro, ha conseguido tener a su gatita Puchi, en la que se está inspirando.

27. Una receta... ¡apestosa!

Marta Bao | 5 mayo 2012

Pasaban las horas. Parecía que no iba a amanecer nunca. Yo, sentado en mi “cama”, miraba al mar.

Por fin se hizo de día y llegó el momento de nuestra primera clase de cocina.
Pelaje Gris vino a buscarnos y nos llevó a todos a la cocina; nos dio una receta y se marchó sin mirar atrás.
Zas cogió el papel y lo leyó atentamente, de repente… ¡se puso totalmente pálido! (y eso que Zas es negro de pelaje).
Uno a uno fuimos leyendo la receta; al acabar… ¡parecíamos fantasmas de lo blancos que estábamos!
He aquí la receta:

TENTÁCULOS DE ANÉMONA APESTOSA A LA SALSA OJIVAL
INGREDIENTES: – Aceite de oliva virgen – Cebolla – Anémona apestosa (sólo se puede conseguir en aguas profundas, donde habitan las B.G.D.U.S.O.Q.C.L.S., también conocidas como las babosas gigantes de un solo ojo que chupan la sangre). – Diez o más ojos. Se encuentran en las profundidades de los bosques, siempre vigilándote y guardando en su memoria tu imagen, para después atacarte y matarte de dolor y terror. – Sal – Pimienta

PREPARACIÓN:
· En una cazuela echamos un chorrito de aceite y cuando esté caliente echamos una cebolla picadita.
· Cuando la cebolla esté bien doradita, añadimos las anémonas apestosas y las dejamos cocinar a fuego lento durante media hora.
· Pasado ese tiempo agregamos los ojos, pero sin haberlos lavado para que no pierdan sus propiedades nutritivas.
· Añadimos la sal y la pimienta
· Lo dejamos todo al fuego durante media hora más y luego a disfrutar de este manjar.

Sólo de leerla ya teníamos el estómago revuelto. Ahora nos quedaba prepararla. Y lo que aún nos preocupaba más: ¿ya estaban aquí los ingredientes o tendríamos que ir a buscarlos nosotros mismos?
De pronto, Barba-Miaucho abrió la puerta de golpe. Se me acercó y me pegó algo en la frente con una sonrisa malvada.
Cuando leímos lo que ponía casi nos desmayamos: decía que los ingredientes teníamos que ir a buscarlos ¡NOSOTROS!

¡Qué horror y qué asco!


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