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Diario de Puchi Smeath, por Marta Bao

El Diario de Puchi Smeath cuenta las aventuras de un loco explorador felino, que quiere que todo el mundo conozca sus hazañas. Es obra de Marta Bao, una niña de 9 años que gracias a las enseñanzas del Profesor Burro, ha conseguido tener a su gatita Puchi, en la que se está inspirando.

15. Las profundidades de la isla

Marta Bao | 22 octubre 2011

No sabíamos qué hacer. Mis amigos y yo habíamos ido a parar a una isla.

Caminamos y caminamos sin descanso en busca de alguien o algo…

No había nadie. Estaba desierta.

Como supusimos que nos tendríamos que quedar allí algunos días hasta que nos encontraran, construimos una cabaña.

Pasaban los días y no sucedía nada especial.

¿Estarían preocupados nuestros padres al buscarnos y no encontrarnos? Suponíamos que sí.

Un día Migui, mientras iba a buscar fruta, encontró un hoyo muy hondo. Como no sabía quien podía haberlo hecho, nos llamó a los demás. Nosotros tampoco supimos quien lo habría hecho.

Decidimos meternos en él: no teníamos nada que perder.

El túnel estaba muy oscuro, casi no veíamos; además era húmedo y sombrío. No había señales de vida por ningún lado.

Al cabo de horas y horas, conseguimos ver algo de luz. Nos acercamos y vimos que se trataba de una reunión … ¡de topos!

Con gran sigilo, avanzamos un poco más para saber de qué estaban hablando.

—Hemos convocado esta reunión para decidir lo que vamos a hacer. Así que yo, el Rey de los Topos de las Profundidades, digo que hay que realizar una búsqueda para encontrar a quien ha puesto sus pies en nuestra tierra. ¡Esta isla ha sido nuestra durante millones de años y lo seguirá siendo!

—¡Síííííí! ¡Bravo! —la multitud vociferaba contenta.

—Sus molestos pasos hacen que se derrumben nuestras construcciones. Y de su olor … ¡ya ni hablar! Esta noche, los topos soldados irán en su busca, y cuando los encontremos, el juez decidirá su suerte, y yo propongo que sea la esclavitud —siguió diciendo el rey—. ¿Quién vota a favor?

—¡Todos votamos lo mismo que nuestro rey! Los condenaremos a la esclavitud —seguían gritando los demás topos.

Yo estaba estupefacto. ¡Unos topos de 1 metro de altura nos querían capturar y luego condenar a ser esclavos durante toda la vida!

Tom me lanzó una mirada preocupada. ¿Cómo saldríamos de esta?
Los topos comenzaron a levantarse y entonces nosotros, rápidamente, nos escondimos en un grieta para que no nos viesen.

Allí les conté a mis amigos mi plan:

—Tenemos que colarnos allí. Para ello nos disfrazaremos de topos e intentaremos que nos acepten en algún trabajo. Mientras pensaremos en la forma de salir de esta isla.

—Pero Puchi, ¡ellos son altísimos! ¿Cómo lograremos hacernos pasar por uno de ellos? —preguntó Tom.

—Muy fácil —respondí—. Migui, súbete a los hombros de Zas. Ahora Tom, tú súbete a los míos. Ya tenemos la altura necesaria.

Nos encontrábamos en unas posiciones que parecíamos acróbatas.

Hice bajar a mis compañeros y les dije que así podríamos pasar inadvertidos, seríamos dos topos más.

Sólo teníamos que hacernos una cabeza y una vestidura propia de los topos de las profundidades.

Pero aún no había pensado en eso…

¿Cómo lo haríamos?


Comentarios

  1. Patricia [oct 23, 12:21]

    Sigue escribiendo Marta. Lo estás haciendo muy bien. Si continuas así serás una gran escritora, porque imaginación no te falta. ¡Ánimo! Estoy deseando leer el siguiente capítulo.

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