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Diario de Puchi Smeath, por Marta Bao

El Diario de Puchi Smeath cuenta las aventuras de un loco explorador felino, que quiere que todo el mundo conozca sus hazañas. Es obra de Marta Bao, una niña de 9 años que gracias a las enseñanzas del Profesor Burro, ha conseguido tener a su gatita Puchi, en la que se está inspirando.

14. Solos en una isla desierta

Marta Bao | 8 octubre 2011

Yo no sabía qué hacer. Intentaba agarrarme con todas mis fuerzas a la aleta del tiburón para no caerme.

El tiburón, en un intento desesperado, se sumergió, pensando que así me ahogaría. Pero yo, gracias a mis clases de submarinismo, aguantaba muuuuuucho tiempo debajo del agua.

De repente, llegó otro tiburón.

Yo pensé que este sería mi fin: devorado por dos tiburones; pero entonces los dos empezaron a pelearse por mí.

Aproveché ese momento en que no estaban pendientes de mí para escaparme y subir a la superficie.

Mis amigos, mientras yo estaba peleando con el tiburón, habían subido a Zas.

Cuando me vieron de nuevo al lado del barco, se alegraron muchísimo, me lanzaron rapidamente un salvavidas, lo cogí y empezaron a subirme.

¡Uf, qué miedo había pasado! Pero ya estaba a salvo.

Zas, envuelto en una toalla, me dio las gracias por salvarle la vida.

Olvidamos lo ocurrido y no se lo contamos a nadie.

El viaje siguió tranquilo y llegó el momento de ir a acostarse.

Tom y yo nos fuimos a nuestro camarote (compartíamos camarote porque, si no os acordáis, Tom era mi hermano adoptivo). Zas y Migui se fueron al suyo.

Por la noche se desató una gran tempestad. El barco era zarandeado por el mar como si fuera una pelota, las olas eran tan altas que llegaban a cubrir el barco.

Una ola rompió el costado del barco y muchas personas cayeron al agua, entre ellas estábamos mis tres amigos y yo.

Por suerte, los cuatro conseguimos agarrarnos a un mástil que también se había caído.
Fuimos llevados por las corrientes y no nos consiguieron rescatar.

Cuando amaneció, estábamos muy cansados y helados.

De pronto, vimos a lo lejos tierra y con un último,pero gran, esfuerzo conseguimos nadar hasta ella.

Cuando llegamos descansamos un rato para recuperar fuerzas y nos dimos cuenta que estábamos en una isla. Exploramos los alrededores.

No había nadie más allí. Estábamos solos, en una isla perdida a kilómetros y kilómetros de cualquier lugar habitado.

¿Cómo sobreviviríamos allí?


Comentarios

  1. Laura [oct 8, 17:43]

    A Puchi y sus amigos les pasa de todo. ¡Ahora son náufragos!

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