Cocinar no es un juego. Lo que hagamos aquí vamos a comérnoslo; así que mucha atención, disciplina, buen gusto y ganas de trabajar. Cada quince días una historia y una receta que podéis preparar vosotros mismos. A cocinar.
El autor de esta sección participa en Libro de Notas con una sección de cocina y otra de lengua.
Desde entonces, y hasta ahora, su empresa sigue fabricando los ositos de goma de muchos colores y sabores. En España les llamamos a estos dulces “Gominolas”, pero la palabra “gominola” pertenecen realmente a otra marca, aunque el tipo de caramelo es el mismo. El nombre “gominola” lo inventó en los años 60 Isidro Pastor, de la empresa madrileña “Pastor y Canals” (ROYPAS), así que, realmente, los “ositos” no son de “gominola”, pero el nombre que inventó el Sr. Pastor para su producto es el que normalmente se utiliza para este tipo de caramelo, sean de la marca que sean (en Hispanoamérica les llaman “gomitas”).
Por eso, fue “osito gominola” la forma en que se tradujo al español este vídeo de animación con una pegadiza musiquilla que fue un “éxito” en Internet hace unos años.
Es fácil hacer gominolas en casa. No salen más baratas, pero nos permite elegir nuestros propios sabores, y además es bastante divertido.
Personal:
– 1 ó 2 Benjamines (más de 8 años)
– 1 adulto
Materiales:
– 1 cazo mediano para calentar
– Brazo batidor
– Molde de silicona o recipiente ancho
– Plato ancho
– Cuchara
En un plato o caldero ancho ponemos en remojo (en agua fresca) las láminas de gelatina neutra. Tienen que estar unos minutos para que se hinchen y reblandezcan.
Mientras tanto calentamos suavemente la mitad del zumo de frutas (1 vaso). (Por cierto, yo he utilizado jarabe de fresas congeladas, son muy baratas pero dan un jarabe excelente). Cuando empiece a hacer vapor apagamos el fuego, añadimos el sobre de gelatina de fruta y removemos bien con una cuchara hasta que esté casi completamente disuelto.
Escurrimos el agua sobrante de la gelatina neutra y añadimos esta a la mezcla. Ahora es mejor llevar el caldero a la mesa o encimera y disolverlo bien con el brazo batidor. Añadimos el azúcar y removemos un poco más.
Como no todo el mundo tiene en casa moldes especiales para gominolas, podemos usar una bandeja de horno o un táper ancho (o varios) y echar la mezcla en él hasta más o menos un centímetro de alto.
Como quiera que sea, lo llevamos a la nevera y allí se queda al menos cuatro horas (mejor seis, por si acaso), a esperar que cuaje.
Cuando esté sólido (se toca con un dedo y no se queda una gota pegada al dedo) podemos desmoldarlo. Si hemos usado molde de silicona debe bastar con apretar suavemente la parte de atrás, pero si vemos que se rompen puede que sea buena idea ponerlo un minuto en agua tibia.Si lo que hemos usado para cuajar la gelatina es una bandeja, podemos cortarla con un molde para cortar pastas o galletas, o más simplemente con un sacacorazones para manzanas: “pinchamos” y sacamos un bocado que luego desprendemos con el dedo.
Ahora podemos dejarlas así, lustrosas, o “rebozarlas” en azúcar si nos hubieran quedado muy pegajosas (o si es que sois especialmente golosos). Si fuera solo gelatina “normal” no podríamos dejarlas mucho tiempo fuera de la nevera, pero como hemos aumentado la concentración de gelatina serán bastante estables. De todas formas, el calor no les sentará bien, así que nada de manosearlas.
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