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Con las cosas de comer, por Miguel A. Román

Cocinar no es un juego. Lo que hagamos aquí vamos a comérnoslo; así que mucha atención, disciplina, buen gusto y ganas de trabajar. Cada quince días una historia y una receta que podéis preparar vosotros mismos. A cocinar.
El autor de esta sección participa en Libro de Notas con una sección de cocina y otra de lengua.

El árbol de Atenea

Miguel A. Román | 17 septiembre 2011

Cécrope es el nombre del fundador de Cecropia, una ciudad en la antigua Grecia, junto al mar. La leyenda cuenta que Cécrope surgió de la tierra y por eso la mitad de su cuerpo era como el de una serpiente, pero eso no viene al caso hoy.

Lo que sucedió es que Cécrope pensó que la ciudad recién fundada, que había crecido rápidamente, debería tomar a uno de los dioses por protector, así que convocó un concurso de divinidades a ver cuál daba mejor oferta.

A la “final” llegaron dos dioses; bueno, un dios y una diosa: Poseidón, el dios del mar, y Atenea, diosa de la sabiduría. Cécrope les preguntó qué darían ellos a la ciudad como regalo y prueba de sus desvelos por los ciudadanos.

Poseidón hizo entonces aparecer un caballo (que, por lo visto, era un animal poco conocido allí) y le dijo a Cécrope que bajo su protección tendrían supremacía naval (en el mar, que para eso era el dios de la cosa) y con el caballo dominarían también en tierra, por lo que sus ejércitos serían invencibles y podrían hacer la guerra a sus vecinos y someterlos.

Por el contrario, Atenea plantó en el suelo de la ciudad un árbol, concretamente un olivo, y contó a los cecropios que aquel árbol les daría un fruto del que podrían alimentarse y además extraer aceite para alumbrarse y comerciar con él: su cultivo y el comercio daría estabilidad y paz a la ciudad.

Los ciudadanos eligieron la paz y dieron el nombre de la diosa a la ciudad: Atenas (de Atenea), que hoy es la capital de Grecia. Actualmente, hay plantado un olivo donde se supone que lo hizo la diosa, en la Acrópolis, donde están los antiguos templos, pero por toda la ciudad hay olivos adornando parques y jardines. En el centro del escudo de Atenas está el rostro de Atenea, rodeado de una rama de olivo. Además, el olivo es considerado desde entonces un símbolo de paz.

Hoy haremos una receta sencilla pero deliciosa con el fruto del olivo: las aceitunas. Es una pasta llamada Olivada en España (concretamente en Aragón, pues es de allí) aunque la variante que vamos a preparar es más parecida a la francesa, que allí se llama Tapenade. Para no liarnos, sencillamente será un Paté de Aceitunas.

Personal:
– 1 ó 2 benjamines (más de 8 años)
– 1 adulto

Ingredientes:
– 200 gr de aceitunas negras (sin hueso)
– 3 anchoas en aceite de oliva
– 1 diente de ajo
– Zumo de medio limón
– 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
– Un pizco de tomillo y romero.
– 10 o 12 alcaparras (las que caben más o menos en una cuchara)

Materiales:
– Picadora o batidora

La auténtica olivada aragonesa se hace con una variedad de aceituna llamada “empeltre”, pero no habrá problema en que utilicemos la “cacereña” (que es la usual en el supermercado) o cualquier otra.

Recuerda:
Hay muchas variedades de aceitunas, y cada una tiene unas características algo distintas. Y por supuesto, el aceite de cada una es distinto.

Ponemos todos los ingredientes, menos el aceite, en una picadora o batidora (antiguamente se hacía machacándolo todo junto en un almirez) y trituramos hasta que quede hecho una pasta homogénea.

¡Cuidado!:
Que hemos dicho “aceitunas sin hueso“. No se os ocurra ponerlas con hueso en una batidora. Si no había otra, habrá que sacarles el hueso una a una.

Como queda espesa, añadimos un poco de aceite, lo juntamos todo con una cuchara y trituramos de nuevo; así un par de veces hasta acabar con el aceite.

Sí, ya lo sé, tiene un aspecto un poco “cochambroso”, pero os aseguro que está deliciosa. Sabe como aceitunas rellenas, pero mejor.

Guardada en nevera bien tapada se conserva durante semanas.

Para comer se untan sobre tostaditas de pan, pero también se le pueden dar otros usos: salsa para pescado empanado, rellenar pimientos “del piquillo” y combina muy bien con todos los quesos, frescos o curados.


Comentarios

  1. Alberto [sep 19, 16:16]

    ¡Qué rico! Y está buenísimo como base de muchísimos bocadillos. ¡Un triste boca de jamón cocido es un manjar de dioses con una base de Tapenade!

  2. Merche [sep 24, 17:41]

    Aceitunas negras, ajo, alcaparra, anchoa… la base de una “puttanesca”, ¡vaya!

    Alberto, hay que preparar esto ya mismo.

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