Pequeño LdN


Con las cosas de comer, por Miguel A. Román

Cocinar no es un juego. Lo que hagamos aquí vamos a comérnoslo; así que mucha atención, disciplina, buen gusto y ganas de trabajar. Cada quince días una historia y una receta que podéis preparar vosotros mismos. A cocinar.
El autor de esta sección participa en Libro de Notas con una sección de cocina y otra de lengua.

Gianduja

Miguel A. Román | 1 octubre 2011

Ya os conté una vez que, durante las guerras napoleónicas, a principios del siglo XIX, Europa se vio privada de muchos de los productos que le llegaban de América. Entre ellos el cacao, base del chocolate.

Ante esta escasez, los reposteros de Turín, ciudad del norte de Italia, fueron los que tuvieron la idea de añadirle frutos secos al chocolate para aumentar su volumen. Es irónico que fuese la locura bélica y la ambición de poder obtenido por la fuerza de las armas la que alumbrara el nacimiento del chocolate con almendras, avellanas, nueces, etc…

En concreto, lo que usaron los turineses fueron avellanas, pues las de aquella región de italia, llamada Piamonte, son de las mejores del mundo (en España está la avellana de Reus, en Cataluña, que tampoco es manca).

En 1852, un pastelero llamado Michele Prochet tuvo la idea de hacer el chocolate con avellana tostada y molida, lo que le daba un aroma y sabor mucho más intenso. A Pier Paul Caffarel, un industrial chocolatero de Turín, la idea le encantó, y enseguida se puso a fabricar bombones de chocolate con esta receta.

En 1865, durante los carnavales de Turín, empleados de Caffarel disfrazados repartieron estos bombones como publicidad. El disfraz que usaron era el de Gianduja, un personaje cómico del teatro popular italiano que representaba a los falsos médicos charlatanes que iban por los pueblos ofreciendo medicinas milagrosas (sugiriendo en broma que el delicioso bombón fuese uno de estos productos). Y desde entonces –y hasta hoy- el bombón de chocolate con avellanas fabricado por Caffarel se llama Gianduja.

(También lo podéis encontrar como “Gianduia”, porque en italiano la “j” no existe, aunque en piamontés, la lengua de esa región, sí la usan)

Casi un siglo después, Pietro Ferrero, otro fabricante de chocolates de Turín, fabricaba un tipo de chocolate “gianduja” que los chicos y chicas merendaban dentro de un trozo de pan. Aquel verano de 1949 hizo mucho calor y el chocolate se derretía. Giovanni Ferrero, el hijo de Pietro, le comentó que “derretido está más bueno”.

A Pietro se le ocurrió una idea: vender la pasta gianduja en forma de crema para untar en el pan. El nombre que le puso fue “Supercrema”, pero en 1963 cambió el nombre a Nutella. (Pocos años más tarde, en 1967, la empresa española Starlux, usó la misma idea, claro, para fabricar la versión española, que se llamó Nocilla).

En 1982, la casa Ferrero ideó un nuevo bombón a base de la fórmula Gianduja: una cobertura de chocolate con avellana crujiente, un relleno de crema y una avellana entera en el centro. Eran los Ferrero Rocher.

Pues hoy, como ya habéis supuesto, vamos a preparar la receta para hacer en casa una “supercrema” de chocolate con avellanas.

Personal:
– 1 ó 2 alevines (más de 8 años)
– 1 adulto

Ingredientes:
– 200 gr. De chocolate para cobertura (sin leche)
– 150 gr. De avellanas peladas y tostadas
– 200 gr. De azúcar
– 100 gr. De mantequilla

Materiales:
– Batidora
– Espátula
– Cazo pequeño

Ponemos en la batidora el azúcar y ponemos la máxima velocidad un par de minutos para que se quede hecha polvo (azúcar glas o impalpable).

Añadimos 150 gr de avellanas (3/4 de lo indicado) y las trituramos junto con el azúcar hasta que quede una pasta harinosa y homogénea.

Atención a las paredes de la batidora: si se queda pasta de avellana y azúcar seca pegada hay que rasparla un poco y mezclarla con el resto.

En una cazuela pequeña, a fuego muy muy bajo y removiendo sin parar, derretimos el chocolate y la mantequilla juntos, hasta que quede como una crema casi líquida y se la añadimos a la mezcla de azúcar y avellana. Será muy útil contar con una espátula que nos ayude a aprovechar hasta la última gota de chocolate derretido.

Ponemos de nuevo la batidora, ahora a velocidad baja, dos o tres minutos hasta que todo quede bien mezclado.

Ya está. Con ayuda de una espátula la podemos poner en un recipiente de plástico o cristal y tapamos. De momento, como todavía está caliente, parecerá muy líquida, pero esperando un par de horas se irá espesando. Ojo: si la metéis en nevera puede quedar demasiado dura, pero igual es mejor que dejarla fuera si estáis en un sitio caluroso.

Luego podemos usarla como cualquier crema de chocolate y avellanas: untarla sobre pan, ponerla entre dos galletas, rellenar cuencos de barquillo o usar como relleno o cobertura para un bizcocho.

© de algunas ilustraciones: www.caffarel.it y www.ferrero.it

Comentarios

  1. david [oct 6, 11:09]

    deve estar delicioso

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