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Con las cosas de comer, por Miguel A. Román

Cocinar no es un juego. Lo que hagamos aquí vamos a comérnoslo; así que mucha atención, disciplina, buen gusto y ganas de trabajar. Cada quince días una historia y una receta que podéis preparar vosotros mismos. A cocinar.
El autor de esta sección participa en Libro de Notas con una sección de cocina y otra de lengua.

Helado rápido

Miguel A. Román | 30 julio 2011

Italo Marchiony era un vendedor de helados en Nueva York. Italiano de origen, su familia había tenido heladerías en Italia, un país donde el helado es un orgullo nacional y un negocio respetable y rentable.

Pero en Nueva York, Estados Unidos, las cosas eran distintas ya en 1890, cuando Italo abrió su heladería de Wall Street: a pesar del sofocante calor casi no se vendían helados. ¿La causa? En aquella época el helado se servía exclusivamente en copas de cristal y los clientes tenían que sentarse a comerse el helado con una cucharilla hasta que lo acabaran.

Pero la gente de Nueva York tenía prisa, mucha prisa, los neoyorquinos siempre tienen prisa y no pueden sentarse a terminar tranquilamente una copa de helado. Así que a Italo se le ocurrió una idea: fabricó un molde para galletas con forma de vaso. De esta forma rellenaría el vaso con helado y los clientes se lo llevarían comiéndoselo por la calle y, al final, ¡podrían incluso comerse el vaso!

Aunque Italo patentó su invento en 1903, no fue sino hasta el año siguiente que su idea se extendió a todo el mundo. En aquel año, en San Luis, Missouri, hubo una feria internacional, un acontecimiento que visitó gente de todas partes. Allí, un repostero de origen sirio llamado Ernest A. Hamwi sustituyó el vaso por un “cucurucho” de galleta enrollada, dejándolo en forma de cono ancho, de manera que podían caber ¡dos bolas de helado!

La idea tuvo tal éxito que Hamwi fundó una empresa dedicada solo a fabricar “cornucopias” para helado (la cornucopia es un cuerno mitológico del que no dejan de salir alimentos) y veinte años más tarde, en 1924, se consumían en Estados Unidos 245 millones de conos de helado al año.

Bueno pues hoy no vamos a hacer conos de helados (no es difícil, pero es necesario disponer de una plancha especial similar a la usada para hacer “gofres”), así que nos conformaremos con el relleno: haremos helado.

Los helados artesanales se hacen congelando leche en una máquina llamada “heladora” (ya que lo preguntáis, la inventó una mujer llamada Nancy Johnson en 1843). La heladora remueve la leche al tiempo que la va congelando, de forma que en vez de formarse hielo se forma una nieve muy suave.

Pero como todo el mundo no tiene una heladora en su casa habrá que hacer algún apaño: lo que sí vamos a necesitar es una batidora de vaso que sea fuertecita.

Y además se hacen en el momento.

Personal:
– 1 ó 2 Benjamines (más de 8 años)
– 1 adulto

Ingredientes:
– 1 vaso (250 ml.) de zumo de frutas (si es natural es conveniente azucararlo)
– 1 bote (200 ml.) de nata 18%MG

Materiales:
– Una cubitera (bandeja para cubitos de hielo)
– Batidora de vaso o thermomix, capaz de picar hielo.

La noche antes llenamos la cubitera con el zumo y la dejamos en el congelador. Por supuesto, la nata la conservamos en nevera.

Luego, al día siguiente, soltamos los cubitos de zumo congelado en una fuente o bandeja.

Ponemos en la batidora la nata y vamos agregando los cubitos de hielo de dos en dos o tres y los picamos, más o menos un minuto. El frío del hielo irá cuajando la nata y dejando el conjunto cremoso.

Si véis que está muy denso y la batidora no se “chupa” los cubitos, habrá que hundirlos con algun cubierto (con la batidora parada, claro). Si ponéis la batidora a máxima velocidad es posible que las cuchillas abran un hueco y el helado –casi sólido– no se mezcle, así que igual es conveniente utilizar una velocidad media.

Si no lo vamos a consumir inmediatamente o queda demasiado derretido lo podemos poner en un tuper grande y llevarlo otra vez al congelador, pero recordad de sacarlo unos minutos antes porque estará muy duro, y el helado artesanal hay que comerlo suave (muchos helados industriales mezclan aire, de forma que no se endurecen tanto).

Eso sí, para comerlos podéis ponerlos en copas o comprar vasitos o conos de galleta de barquillo, como los que inventaron Marchiony o Hamwi, aunque para eso tendréis que tener un “sacabolas” para helados en casa.


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