En Un hombre feliz mandan su título, los tiempos vacíos, algunas miradas aguantadas en exceso y cierta tensión que, algunas veces, se respira en el ambiente. La inocencia de este personaje nos regala una visión sencilla de nuestro entorno… Esto es así, claro, siempre que no nos interrumpa “el payaso Patricio” con su actitud rebuscada, humana y superficial. Por lo demás todo sucede con habitual y monótona normalidad…
Su autor, junto con otros titiriteros, enloquecen en La Livingston.
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Y aqui sigue esta pequeña gran historia.
¿Al escapar de sus propios miedos acaba escapando de si mismo?
…por desgracia, creo que la única solución para combatir ese miedo es la gran batalla del conocimiento de uno mismo, pero nunca hay que olvidar que, como el resto de nosotros, “un hombre feliz” es mas de uno…a veces, hasta mas de dos…
… la visión tan amplia, inocente y positiva que tiene este ser.
me encanta!