Capítulo 11: Volvemos a vernos, Roller

No le dije nada a Draco por si se tiraba otro cuesco peor.
Pero se despertó gritando: “ROLLER!!!!!!!!!!”
Cuando se relajó comimos de mi latita “Fun food off dog”.
¿Os acordáis?
Comenzamos la búsqueda. Iba concentrado en nuestra misión hasta que oí a grito pelado:

—¡Tobi…!
—¿Qué pasa, Draco?
—Tengo pis…
—Hazlo aquí, Draco, eres un perro —Le contesté mientras me volvía a concentrar en cómo huesos rescataríamos a Nusvefacta.

Al poco rato, Draco volvió a gritar:
—¡¡¡¡¡Tobi!!!!!!
—Si tienes ganas de desahogarte hazlo aquí. Eres un perro.
—¿Ya llegamos?
—¡Draco!
—¿Eso es un sí o un no?
—¡Sí! —exclamé—. Si decimos Roller, daremos con él gracias al armario, ¿recuerdas?
—¡Sí! Venga. Ejemp, ¡ROLLER!.
—No ha pasado nada, Draco. Dilo más alto.
—¡RRROOOOLLLLLLEEERRR!
—¡Oh no! Nuestro armario se ha estropeado… ¿¡Cómo volveremos a “casa”!?

Aparecimos en mi casa.
—Pues sí que funciona… —dijo Draco…
—Voy a probar… ¡Bosque de Villa Perrunia! (Es dónde estábamos antes)
Aparecimos allí.
—Pues voy a probar…ROLLER!!!!!! —gritó mi compañero.
—No ocurre nada; sigamos andando.

Llegamos era un castillo ENOOORME. Empezó a oler fatal, Draco tenía miedo y se tiró un cuesquete.
Entonces dije:
—¡Gimnasio!

Nos entrenamos y nos pusimos super musculosos.
Luego dije “¡Castillo de Villa Perrunia!”. Aparecímos en el castillo de Roller.
Con nuestras superfuerzas del gimnasio arrancamos la puerta y la adrenalina llegó a nuestros cuerpos. Pero desapareció cuando vimos un salón de baile con un millón de perros bailando con perritas. Draco se iba a unir, pero de pronto, cuando le agarré, me fijé en que había una perrita colgada con cadenas de la pared. ¡Era Nusvefacta!