Capítulo 10: ¡Todo por Nusvefacta!

Draco estuvo a nada de gritar otra vez como una niña, pero le tapé la boca.
¡A saber qué haría ese perro si nos descubría!

Se oyó a alguien llorar y, cómo no, era Draco:

—Snnnif, Snnnif
—¿Qué ocurre Draquete? —le pregunté.
—Que… que… ¡Quiero a mi mamá! ¡Vamos a morir! ¡Somos dos cachorros luchando con un perrazo gigante!
—Draco, ya somos mayorcitos, ni cachorros ni perrazos gigantes.
—Vale —Draco contenía sus lágrimas hasta que…
—GRRRRRR
—¿Qué es ese ruido? ¿Y ese olor? —dije con cara de asco.
—Lo siento, Tobi. Me suelo gasear cuando tengo miedo…
—Grrr
De repente, vimos al perrazo enooorme,mas grande que la primera vez que lo vimos y daba el triple de canguele. Draco se enfadó.

—Oye, tú. Sí, tú, perrazo enorme; no mires hacia atrás. No por ser más grande, peludo y musculoso te mereces hablar antes con nosotros. Muestra tus modales y espera a que acabemos. ¡Maleducado!

Acabamos de hablar y el mega perrazo seguía callado, esperando.
—Ya puedes hablar —le dije.
—¿¡Qué hacéis en mi casa!?
—¿Has visto a Nusvefacta? —dije yo
—Sí.
—¿Y dónde está?
—Vino a tomar unos huesos y luego me dijo que se iba. Luego escuché un grito: ¡AAAAAHHHHH! ¡Socorro, Doggy!
—¿Te llamas Doggy? —le pregunté.
—Si. Doggy. Y me apellido Inocencia del Perro Pura Canina.
—¡Vaya! —exclamé—. El nombre le pegaría mucho mejor a otro perro…
—Vayamos al grano —dijo Doggy—. Y la atrapó un perro 3 veces más grande que yo.
—Mmmmaaas… mmmaaas… ¿¡más grande que ttttuuuu!? —decia Draco temblando.
Empezó a oler asquerosamente mal, peor que antes. Draco estaba muerto
de miedo y se tiró un cuesco peor que el de antes, había humo por todos los lados.
Salimos en busca de Roller, el perrro gigante y, cómo no, de Nusvefacta.
Dormimos en una tienda de campaña que llevábamos. Por un huequecito me pareció ver a ese perro tan enorme y, sí. Era él…