Hace muchos años, cuando no existían los videojuegos y la televisión era en blanco y negro, los niños del mundo leían muchos tebeos. Eran tebeos que asustaban a algunos padres muy serios, pero que les encantaban a todos los críos. En esta sección, Frunobulax quiere recuperar ese espíritu del tebeo viejuno, traduciendo, libremente y exclusiva, algunas de esas historias en viñetas perdidas y decoloradas de hace más de 50 años.
Buenas noches, almas de cántaro.
Si algo nos ha enseñado la cultura popular norteamericana (de los Estados Unidos concretamente), a lo largo de los años, es que siempre existe una terrible amenaza sobre todos sus ciudadanos, una gran amenaza, un punto de mira permanente sobre su Sueño Americano, un miedo latente que funciona como motor de toda su sociedad (también en el mundo real, pero centrémonos ahora en la ficción…), y que ha provenido históricamente de distintos frentes: cuando no son los malvados nazis, son los rusos, o si no los chinos (el “terror amarillo” mandarín que se cierne periódicamente sobre Occidente), o los horrorosos comunistas. Y durante los años cincuenta, este terror a Lo Desconocido, al Mal que hace temblar los cimientos del Sueño Americano (y debido al gran avance que se produjo en la tecnología aeroespacial), se trasladó temporalmente a otros planetas. En la historia que vais a leer a continuación, se nos presenta desde un principio cómo existe entre la población americana un pavor extremo a un posible ataque de los fieros marcianos, o quizá unos mercurianos bicéfalos. Pero la amenaza del fiero comunismo también seguía intacta (más que nunca en aquellos tiempos de “caza de brujas”), y por qué no habrían de mezclar ambos villanos para una bonita historia de ciencia-ficción.
Esta historieta de 4 páginas se publicó dentro de Adventures into weird worlds nº 26 (febrero de 1954), obra de un guionista desconocido y del caricaturesco dibujante Chuck Winter. Con estas cuatro páginas, ya hemos llegado a la primera cincuentena de las mismas, y precisamente con una historieta titulada igual que la primera que vimos en esta sección.
Hasta otra semana, vigilad los cielos y también debajo de las camas.
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