En los tiempos de la virtualidad, un juguete de vuestros padres sobrevive con el mismo planteamiento que originó su invención hace 50 años: cochecitos a escala lanzados eléctricamente por la pista del salón de casa. Ignacio es un fan de los juguetes con ruedas, y os invita a conocer su club.
Dos
Ignacio
| 23 abril 2011
Aunque el concepto de Slot, o Scalextric, es mucho más complejo y amplio que los sencillos coches o minibólidos eléctricos, no cabe duda de que todo gira en torno a ellos. Las pistas, los mandos, cuentavueltas y demás accesorios están a su servicio.
Los minibólidos, los cochecitos, son la parte esencial de este juego que nos esforzamos en llamar Slot, cuando siempre nos viene la palabra Scalextric. En otros lugares ha ocurrido lo mismo, así en Gran Bretaña Scalextric es la denominación más común por idénticas circunstancias a las españolas, en Alemania lo llaman Carrera y en Brasil Autorama, ya que son o fueron las marcas comerciales más extendidas en dichos países.
De una forma muy simple podríamos decir que los coches son esencialmente iguales en cuanto a las partes que lo componen:
Un chasis que aloja el motor y la guía que lo alimenta a través de sus trencillas, los dos ejes de ruedas que se engranan con el motor mediante la corona dentada ajustada al piñón alojado en el eje de motor. Todos estos mecanismos son la parte más interesante para los aficionados amantes de la competición. Aunque el esquema es sencillo, la variedad de disposiciones, diseños y materiales originan infinidad de combinaciones que determinarán el comportamiento de los minibólidos en la pista durante las carreras.
Sobre el chasis se monta la carrocería, que también puede ser de varios materiales, pero el diseño y decoración de la misma son los determinantes para el otro gran grupo de aficionados al slot: los coleccionistas.
Los primeros coches que se comercializaron a gran escala hacia el año 1952 no eran eléctricos, sino a cuerda, se llamaron Scalex y eran de hojalata. Su escala, es decir su relación con la realidad, era 1/28.
Scalex, coches de hojalata a cuerda y escala 1/28
En 1957 se les dotó de motor eléctrico y se diseñaron pistas de caucho con la ranura típica para su deslizamiento. Se llamaron Scalextric, seguían siendo de hojalata, pero ya había nacido el gran invento.
La historia es larga y compleja, pero ya explicaremos más adelante como se pasó del Rail Racing que imperaba en los años 50 en Gran Bretaña al Slot Racing, del raíl a la ranura, y el papel de otras dos marcas comerciales que acompañaron a Scalextric en esta aventura:
VIP (Victory Industries Products) y
SRM (Slot Racing Models), por supuesto, inglesas también.
‘Artwork’ de los sets de V.I.P. de 1961
Cuando el plástico empezó a expandirse por todos los ámbitos de la sociedad occidental y desarrollada, llegó también al slot y Scalextric comercializó sus primeros coches y pistas de plástico en 1960. Y la escala se redujo, quizás para abaratar costes, a 1/32, el tamaño estándar desde entonces.
Éstas fueron, en pocos años, las evoluciones más grandes que ha tenido este hobby, se pasó del motor a cuerda al eléctrico, de la hojalata y el caucho al plástico rígido y al flexible.
Los coches de James Bond de Scalextric de 1967
50 años después, hasta nuestros días, la calidad, el diseño y la manufactura han evolucionado considerablemente pero no han surgido cambios tan sustanciales como los descritos.
En Europa han predominado los coches a escala 1/32 y de plástico, aunque la escala 1/43 para niños más pequeños también tiene éxito, especialmente en Alemania. En Francia, durante los años 60 y 70 causó furor una escala peculiar, la 1/40, que fue comercializada por Jouef, pero que no perduró más allá de esos años.
Otro ejemplo de ‘Artwork’ de los 60: la francesa Jouef
En Estados Unidos se desarrolló de forma explosiva el slot a la par que en Europa, pero la escala predominante era 1/24, coches más grandes, y la carrocería era más ligera de acetato o lexán para ser más veloces. Con estos coches eran imbatibles en las enormes pistas comerciales que brotaron en todas los pueblos de ese país. Curiosamente, la otra escala que se desarrolló a la par era la HO, o 1/64, muy pequeños pero muy veloces y utilizados especialmente en pistas caseras.
El Manta Ray de Classic (EE.UU.), escala 1/24 y lexán, el coche más vendido de todos los tiempos
Otra peculiaridad estadounidense fue la forma de comercializar los coches, si bien en Europa se vendían
RTR (Ready To Run), es decir, ya montados para su uso, en
EEUU era habitual comprar el kit para montarlo uno mismo.
Ejemplo de kit para montar: Ford Thunderbird del 57 (AMT, EE.UU.), plástico a 1/25
En otros lugares del mundo, la mezcla por las diversas influencias geográficas era lo habitual. En Hispanoamérica el plástico a 1/32 era lo habitual en los sets comerciales, aunque para la competición preferían el modelo norteamericano. En Hong Kong, Japón y Australia, convivían ambas posibilidades, si bien Australia siempre viró hacia la vertiente europea en mayor medida.
Como podéis ver en la imagen, los coches de hoy en día, como este Hummer H3 de Scalextric casi no parecen iguales, pero en el fondo no deja de ser un chasis con el motor y los ejes y una carrocería de plástico a escala 1/32. Quizás la tampografía utilizada en la decoración de los minibólidos actuales ha sido el gran avance del nuevo siglo.
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