En los tiempos de la virtualidad, un juguete de vuestros padres sobrevive con el mismo planteamiento que originó su invención hace 50 años: cochecitos a escala lanzados eléctricamente por la pista del salón de casa. Ignacio es un fan de los juguetes con ruedas, y os invita a conocer su club.
Septiembre es el mes de las decisiones. Mucha gente empieza una colección en el kiosco o se apunta a dar clases de deporte o manualidades. Siempre queremos empezar la temporada con algo nuevo. Yo en septiembre decidí que estaba cansado de montar la pista de slot en casa los fines de semana y, además, quería tener la sensación de poder apretar el gatillo de mi mando sin tener que soltarlo en décimas de segundo. Necesitaba una gran recta en la que los minibólidos pudieran alcanzar su máxima velocidad.
Por eso septiembre es un buen momento para acercarse a un club de slot y empezar a disfrutar de las competiciones de verdad, aunque sea a escala 1:32. A nuestro club, minibólidos Chamartín, siempre llegan nuevos amigos por estas fechas y algunos de ellos se quedan por mucho tiempo. Por tanto, si estáis dispuestos a dar el gran salto, os voy a dar una serie de consejos. Son las grandes diferencias entre correr en casa con el Scalextric y competir en una gran pista de slot de 4 o 6 carriles.
La primera gran sorpresa que os vais a encontrar es que no está permitido correr con imanes. Hay que quitar todos los imanes a los coches antes de ponerlos en la pista. Al principio resulta extraño, pero pronto os daréis cuenta de lo bonito y excitante que es ver derrapar a los coches en la curvas. También notaréis que el coche responde mucho mejor a los impulsos que enviáis desde vuestros mandos. Los imanes dan mucha seguridad a los coches, pero pierden prestaciones y, sobre todo, anulan la competitividad entre los pilotos.
Seguro que pensáis que se van a estar saliendo los coches de la pista todo el rato. No os preocupéis, os voy a contar una buena y una mala noticia: en los clubes de slot cuando se sale el coche de pista hay un “comisario” que te lo coloca inmediatamente sin que tengas que moverte de tu sitio; la mala noticia es a ti también te toca hacer de “comisario” de vez en cuando, por turnos rigurosos. “Comisario” es la palabra utilizada para los que colocan los coches, no sólo porque ayudan con esta tarea sino también porque controlan que la carrera se desarrolle con normalidad y sin alteraciones.
Pero antes de empezar a correr te habrás dado cuenta de otra importante diferencia: los mandos que utilizas en casa y que tienen clavijas específicas para conectarse a la pista no sirven en los clubs. Tendrás que hacerte con un mando que tenga tres bananas de 5 mm cada una y de tres colores: rojo, negro y blanco. Seguro que al principio te pueden prestar un mando en el club hasta que te vayas acostumbrando, pero tarde o temprano, si sigues entusiasmado y asistiendo a las competiciones, tendrás que pedir a los Reyes o por tu cumpleaños un buen mando “profesional” de slot; hoy en día hay muchos en el mercado, y deberás elegir el que mejor se adapte a tus habilidades.
Los mandos electrónicos son los que han copado el mercado desde hace pocos años, porque hasta entonces casi todos los mandos eran de la marca Parma que lleva comercializando los mismos modelos desde los ñaños 60 del siglo pasado.
Y una vez que estés en la pista con tu coche, aparte del derrape ya mencionado, vas a notar dos grandes diferencias con tu pista casera:
La primera es que cuando se sale el coche del contrincante, tu minibólido no se lanza disparado por aprovecharse de la corriente eléctrica que el coche accidentado ha dejado de consumir. En las pistas de slot de los clubs, cada carril tiene su propio transformador y no vas a notar cambios de tensión durante la carrera.
Y la segunda es que puedes frenar los coches a tu antojo. Una de las tres clavijas del mando es el freno que entra en funcionamiento cuando sueltas de golpe el gatillo y el coche se clavado en su sitio. No hay un segundo botón para frenar, jugando con el gatillo puedes frenar y acelerar con mucha facilidad. El freno es fundamental al final de las rectas cuando vas a entrar en una curva, hay que frenar bruscamente para poder tomar la curva con las máximas garantías. Con el tiempo y mucha práctica te darás cuenta que acabas usando el freno en cualquier recoveco de la pista, por pequeño y corto que sea, para arañar unas décimas de segundo al contrario.
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gracias por poner algo bueno