En los tiempos de la virtualidad, un juguete de vuestros padres sobrevive con el mismo planteamiento que originó su invención hace 50 años: cochecitos a escala lanzados eléctricamente por la pista del salón de casa. Ignacio es un fan de los juguetes con ruedas, y os invita a conocer su club.
La historia del Scalextric en España, sí, aquí se llama más Scalextric que slot, está marcada por dos períodos principales: la llegada del juguete a España desde la Pérfida Albión en los años 60 y el resurgimiento del hobby hacia 1995 con la aparición de nuevas empresas españolas.
Lines Bros., la compañía de Gran Bretaña propietaria de la marca Scalextric, empezó a distribuir su producto por todo el mundo desarrollado y se encontró un gran escollo en nuestro país. Por aquella época, 1962, las autoridades controlaban férreamente las importaciones y exigían que los productos que se fueran a vender hubieran sido fabricados por empresas nacionales. Los ingleses firmaron un acuerdo comercial con EXIN, de Cataluña, y empezaron a introducir componentes y quizás moldes de coches para que se montaran y ensamblaran en las instalaciones de Barcelona los coches y cajas de circuitos que tanto éxito tuvieron.
La iniciativa de los trabajadores de EXIN consiguió que en 1964 se fabricaran los primeros coches totalmente españoles, el Seat 600 y el Mercedes 250SL, y se empezaran a fabricar circuitos distintos a los británicos, pero siempre con un acuerdo de licencia para el uso del nombre Scalextric.
La calidad de los diseños, los materiales utilizados como el butirato para las carrocerías y chasis y el detalle de los coches se vieron acompañados de unos magníficos diseños de Lluis Bargalló para las cajas de los circuitos. Todo ello se conjuntó en un producto de altísima calidad y belleza que desbancó a cualquier otro fabricante de aquella época. Algo similar pasó a partir de 1995, pero eso lo contaremos otra semana.
Los franceses, primero con dirección inglesa y desde 1971 como Meccano, también había avanzado en una línea de productos específicos e incluso se llegaron a exportar sus coches en España, el Renault Alpine y el Matra Djet, gracias a cierta relajación de la normativa del comercio exterior que coincidía con la apertura de España al resto del mundo. Los coches españoles también se podían comprar en el Reino Unido y en Francia.
Exin y la correspondiente compañía inglesa (Triang, Dumbee-Combex-Marx Group y Hornby) continuaron con su alianza comercial hasta 1992 y se podían encontrar productos de ambas casas siempre con el nombre Scalextric.
En 1992 EXIN cierra sus puertas por dificultades económicas y se vende la marca a la empresa a Tyco, multinacional americana, que también adquirió Matchbox. En este momento se rompe el acuerdo con los ingleses y desde entonces ellos tienen que vender sus productos en nuestro país con el nombre Superslot y Scalextric España tiene que hacerlo como SCX en el resto del mundo.
Finalmente en 1998, antiguos propietarios de EXIN y nuevos socios formaron una nueva empresa juguetera catalana denominada Tecnitoys que adquirió la división española de slot a Tyco, dado que el interés por el hobby estaba creciendo enormemente, y desde entonces son los propietarios y responsables de todos los productos Scalextric en España que conocéis hoy en día y los SCX en el extranjero.
En 1993 Ninco, en la que participaban antiguos ingenieros de EXIN lanza el Renault Clio y en 1996 Fly el Dodge Viper y todo empezó a cambiar, pero eso es otra historia.
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