El Diario de Puchi Smeath cuenta las aventuras de un loco explorador felino, que quiere que todo el mundo conozca sus hazañas. Es obra de Marta Bao, una niña de 9 años que gracias a las enseñanzas del Profesor Burro, ha conseguido tener a su gatita Puchi, en la que se está inspirando.
Gracias a Tom logramos escapar de la babosa, ya que este bichejo después de intentar agarrarnos, se rindió y se fue. Desde aquel día no la volví a ver.
Cuando se fue salimos con cautela a la superficie.
Todavía nos quedaba un ingrediente para la receta que nos había encargado Barba-Miaucho. Suerte que Zas había cogido la anémona apestosa al salir, que si no…
El ingrediente que nos faltaba eran los ojos, diez como mínimo.
Nos pusimos a andar a ver si encontrábamos un bosque cercano. Seguimos caminando, siempre vigilantes por si nos surgía algún peligro más. El aparato que nos había dado Barba-Miaucho no había resistido al agua, por lo que no era de gran ayuda.
Por fin llegamos a un pueblo. Allí preguntamos, a la primera persona que encontramos, por algún bosque cercano. El hombre señaló tembloroso hacia un cartel que decía:
Nos dirigimos hacia allí.
El bosque era sombrío y lúgubre. Al penetrar en él sentí que alguien nos vigilaba y descubrí unos ojos escondidos en la maleza que nos miraban fijamente.
Supuse que eran esos los que teníamos que coger, pero… ¿cómo?
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