Cocinar no es un juego. Lo que hagamos aquí vamos a comérnoslo; así que mucha atención, disciplina, buen gusto y ganas de trabajar. Cada quince días una historia y una receta que podéis preparar vosotros mismos. A cocinar.
El autor de esta sección participa en Libro de Notas con una sección de cocina y otra de lengua.
Un día, Lucien preparó un plato nuevo: una especie de ensalada con langosta, caviar y lujosos fiambres, acompañados por verduras hervidas, todo envuelto en salsa mahonesa. Hay que decir que, en aquella época, la mahonesa era casi desconocida en Rusia y, por supuesto, no se vendía en los supermercados en botes, sino que había que prepararla en la cocina. El caso es que la nueva ensalada del restaurante Hermitage fue todo un éxito, y los moscovitas que se lo podían permitir -–era muy caro– acudían con frecuencia al restaurante de Olivier a comer su ensalada.
¡Menudo egoísta!
La única pista que quedó fue la receta que “robó” Iván y que se hizo popular en toda Rusia, llamándose allí “ensalada Olivier”, y luego se hizo famosa en el resto del mundo, y la conocemos como, por supuesto, “Ensaladilla Rusa”.
No vamos a preparar la receta rusa, más complicada y algunas variedades con ingredientes muy caros (langosta, caviar, …) que allí se come en invierno: es la cena tradicional de Nochebuena (también en algunos países de Latinoamérica). La variante mediterránea, común en España, Italia, Grecia,… es más barata, más fácil de preparar y más apropiada para este verano que se nos viene encima.
Tampoco vamos a preparar la mahonesa casera, porque es delicada y difícil de explicar aquí; aunque si alguien en casa la sabe preparar, puede enseñaros, o hacerla para esta receta y seguro que quedará mucho mejor.
Personal:
– 1 ó 2 benjamines (más de 6 años)
– 1 adulto
Ingredientes:
– ½ Kg. de patatas
– 100 gr. de guisantes congelados
– 4 huevos
– 1 bote (250 ml) de mahonesa (o la mahonesa casera que salga con un vaso de aceite).
– 500 gr. de atún en aceite (equivale a 400 gr. escurrido)
– 1 bote pequeño de pimientos morrones
– 1 bote de aceitunas sin hueso
– Sal
Materiales:
– 1 caldero grande
– 1 ensaladera honda
– 1 escurridor de verdura
– 1 cuchara o espátula de madera
– 1 tenedor
Hay que recordar que si la queremos fresquita, habrá que empezar con tiempo suficiente para que repose en la nevera un buen rato antes de servir.
Ponemos abundante agua en un caldero y un puñadito de sal y lo llevamos al fuego. Lavamos las patatas (con su piel) para que no les quede tierra y las ponemos en el caldero de agua, junto con los huevos (también con su cáscara). Esperamos que empiece a hervir para bajar solo ligeramente el fuego y contar aproximadamente 20 minutos (truco: si pinchas una patata con un tenedor en vertical y este no “sujeta” la patata, es que ya está bien hervida).
Retiramos del fuego, añadimos agua fría y vertemos sobre el escurridor en el fregadero para que se vaya el agua y nos quedemos con solo las patatas y los huevos.
A continuación, en el mismo caldero, ponemos solo un vaso de agua con poca sal y la llevamos a hervir. Añadimos entonces los guisantes y cuando vuelva a hervir lo dejamos 5 minutos a fuego lento y escurrimos igual que antes.
Pelamos las patatas hervidas (se pelan con los dedos, la piel sale sola cuando está hervida, pero, cuidado, que quema un poco todavía) y los huevos duros, con cuidado de no romperlos.
Al final añadimos la mahonesa, revolviendo con la cuchara de madera procurando no deshacer mucho más los ingredientes.
Para decorar igualamos la superficie con la cuchara, cubrimos con una capa ligera de más mahonesa y ponemos algunas tiras enteras de pimiento, unas pocas aceitunas bien colocadas y el huevo que restaba, partido en cuatro trozos.
Listo y a la nevera, una sencilla ensalada, pero digna de los zares de Rusia.
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Pèrdon, pero Lucien Olivier era Belga!!!
Por lo demás, el artículo está muy bien.
He oido decir en Francia que fue en la época de Napoleon. Había carencia de comida en los camposde batalla en la invasión fallida de Rusia y un cocinero que lo acompañaba siempre cogio restos de comida y lo mezclo con una salsa parecida a la mayonesa, para poder llenar más los estomagos de los hombres que combatían. No sé si es verdad, pero me parece que he oido hablar de esto hace mucho tiempo.