Noche de brujas

Hola a todos.

Salimos a la calle una semana más con un Pequeño LdN repleto de historietas originales para un especial de Halloween que seguro que os gusta un montón. Muchas de nuestras secciones de esta semana se han disfrazado y se han calzado una calabaza tuneada con una risa maléfica para celebrarlo.

Aquí en la redacción del PLdN hemos quedado todos para tomar unos batidos de fresa mientras vemos unas películas de miedo. Un entretenimiento como otro cualquiera. No sé si os lo he contado alguna vez. Las oficinas del Pequeño están situadas en la segunda planta de un edificio a las afueras de un pueblecito costero llamado Arenas de Toro. Es un pueblo bastante alejado de la capital de provincia más cercana, un lugar tranquilo desde el que trabajar sin el ajetreo y el bullicio propios de la civilización.

Hace unos días se mudó a la primera planta una pareja de científicos austríacos, que han convertido su hogar en un laboratorio muy extraño, lleno de olores y sonidos misteriosos. En la casa de enfrente vive un tipo muy raro que siempre viste de negro, con un sombrero de copa y una túnica muy larga. Casi todas las noches escuchamos el trajín que se trae, entrando y saliendo de casa por la ventana con bultos muy grandes, objetos alargados enrollados en alfombras. Encima de nuestras oficinas no vive nadie, pero es bastante habitual que, justo antes de apagar las luces cada noche, a eso de las once, escuchemos sonidos incomprensibles, como si alguien arrastrase cadenas por el suelo, golpease pelotas de metal contra el parqué o se pasase muchos minutos paseándose por la estancia con zapatos de tacón.

Nosotros no creemos en monstruos, ni en presencias inexplicables, pero la verdad es que aquí en este edificio pasan cosas. A veces los muebles se mueven solos. Me ha pasado a mí mismo más de una vez: me siento un rato en mi silla de pensar, en mitad del salón; me voy a la cocina a tomar un batido, y cuando vuelvo mi silla está en la otra punta de la habitación, pegada a la puerta de la cocina. Cosas de ese tipo, muy extrañas. Ahora mismo, las luces de toda la casa parpadean y puedo escuchar un ulular que parece provenir de las tuberías, una especie de sirena lejana. Ahora mismo me acaba de atravesar una ráfaga de viento, y eso que todas las ventanas están cerradas. No sé qué pasa aquí, pero algo pasa. Mira, ahora mismo en la casa de arriba, que está deshabitada desde hace años, parece que alguien juega a las cartas…

En fin, qué cosas. Qué vecinos tan sospechosos que tenemos, qué cosas tan incomprensibles hacen… Yo por si acaso voy a apagar ya las luces, y voy a cerrar la oficina, porque quiero pasar por la tienda de herramientas a comprar una pala y unas correas antes de ir a casa, porque tengo una cosa que hacer.