Cocinar no es un juego. Lo que hagamos aquí vamos a comérnoslo; así que mucha atención, disciplina, buen gusto y ganas de trabajar. Cada quince días una historia y una receta que podéis preparar vosotros mismos. A cocinar.
El autor de esta sección participa en Libro de Notas con una sección de cocina y otra de lengua.
Pablo Neruda fue un poeta chileno, uno de los mejores poetas en lengua española de todos los tiempos. Neruda escribió grandes poemas de amor, como también duras poesías contra la guerra y el odio.
Pero también era un hombre sencillo y muchos de sus versos cantan a las cosas que le eran familiares; incluso la comida: compuso odas al caldo de pescado, a la manzana, a la cebolla, a la alcachofa, al vino y a esta fruta redonda y enorme que es la delicia de niños y mayores en verano:
Oda a la sandía
El árbol del verano¡Cofre de agua, plácida
reina
de la frutería,
bodega
de la profundidad, luna
terrestre!
{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}{O}
(por cierto, en Chile es ahora invierno; allí las comen por navidad)
Hoy casi no haría falta receta, pues la mejor forma de comerse una sandía es partirla en rajas y morder con ansia dejando que parte del caldillo resbale por las comisuras de la boca, en bañador, claro, porque mancha.
Pero como las sandías suelen ser grandes y a veces envejecen en la nevera (donde, además, ocupan mucho espacio) esta receta puede ser una buena idea para aprovecharla, además de ser tan refrescante o más todavía que la fruta cruda: Sorbete de sandía. (por cierto, no sé quién la inventó, pero sí que el primero que la escribió fue Juan de la Mata, un cocinero español, en 1747 ¡Hace más de 250 años!)
Personal:
– 1 ó 2 alevines (más de 8 años)
– 1 adulto
Ingredientes:
– 1 kg de trozos de sandía (pesados sin cáscara)
– 250 dl. de agua (un vaso)
– 250 gr. de azúcar (un vaso, pero no uséis el mismo vaso para medir el agua o se pegará todo el azúcar)
– El zumo de 1 limón
– Hojas de menta o hierbabuena (no son imprescindibles, solo para adornar)
Material:
– Batidora
– Cazo mediano
– Bolsas de plástico para congelador con cierre (varias)
– “Túper” (fiambrera de plástico) ancho
– Cuchara de madera
Procedemos:
Ojo: hay que comenzar varias horas antes de estar listo porque tiene que congelarse.
Antes que nada preparamos almíbar: se pone el agua a calentar en el cazo, a fuego medio y cuando ya esté caliente (pero antes de que hierva) disolvemos el azúcar en el agua, removiendo con la cuchara hasta que esté bien disuelta y el agua se quede “densa”. Añadimos entonces el zumo de limón y revolvemos un poco más para que se mezcle todo.
Mientras se enfría nos entretenemos en retirar todas las semillas de la sandía (aunque ahora hay sandías sin semillas, pero es mejor asegurarse). Echamos los trozos de sandía en la batidora y la trituramos a velocidad baja, ya que si la trituramos con mucha fuerza se quedará una cosa espumosa y preferimos que sea bastante líquida.
Después añadimos el almíbar a la batidora, sin sacar la sandía triturada, cuidando de que ya se haya enfriado un poco. Damos un poco más de batidora para que todo se mezcle, y echamos la mezcla en las bolsas de plástico.
Ahora las dejamos en el congelador una media hora y pasado ese tiempo sacamos cada bolsa y la “masajeamos” con cuidado para que el hielo que se va formando se mezcle. Esta operación deberíamos repetirla un par de veces para conseguir que el sorbete quede cremoso y homogéneo.
Para servir queda muy bonito en copas, adornados con una ramita de menta y tomado con cucharilla, pero también puede ponerse en vaso y sorberse con una pajita ancha como si fuera una “granizada”.
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