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Jugadores de Fortuna, por Danda y Nacho MG

En época de crisis, dos jóvenes aficionados a los videojuegos pretenden salir adelante convirtiendo su principal pasatiempo en una forma de ganarse la vida, lo que les lleva a situaciones surrealistas y provocadoras con las que todos los que hemos tenido un mando de consola entre las manos podremos identificarnos. El escritor de esta historia, que veremos cada quince días, es Danda, que tiene un blog particular, y están realizadas por Nacho MG, dibujante aspirante.

Relato #3: Panteón Churruco

Danda y Nacho MG | 16 abril 2011

Sito no solía buscar oportunidades para socializar, pero aquella tarde se sentía solo y llamó por teléfono a Isa.

-Hola, soy Sito. ¿Te apetecería echar unas partiditas de multijugador?

-No, gracias… Estoy aburridilla, pero hoy no me apetece jugar.

-Ah… – aunque Sito dudó un instante, no quería desaprovechar la oportunidad. – ¿Entonces te apetecería… quedar para otra cosa?

-¿Quedar? – la propuesta la había cogido por sorpresa – Bueno… Con la condición de que no se trate de nada relacionado con los juegos, ¿eh? Que te conozco y sé que no sabes pensar en otra cosa.

-Vaya, pues… – Sito tenía al lado el ordenador, así que abrió la bandeja de entrada de su e-mail y encontró una invitación para aquella noche. – Isa, ¿te apetece ir a la presentación del nuevo disco de “Panteón Churruco”?

-¿Un concierto? Mira, esa idea no suena mal…

—————————————

Isa y Sito se sentaron en la primera fila del teatro. Inmediatamente se arrepintieron un poquito, al sentirse fuera de lugar.

-¿Seguro que esto es un concierto de rock? El lugar y el público… no me pegan.

-Le he perdido un poco la pista al grupo, pero siempre han hecho heavy metal brutal, con distorsión cortante, doble bombo y toda la pesca. Tenían un guitarrista flipado del rol, y su anterior disco fue un doble álbum inspirado en “El señor de los anillos”, pero ese tío se fue a Estados Unidos a escribir “módulos” para el juego de rol de La llamada de Cthulhu, así que quizás ahora ya no sean tan tolkenianos.

-¡Atiza! Pero… Este público… No sé, veo modernillos, veo gafapastas… pero no hay muchos “jevis”.

En efecto, en el teatro la mayoría de los espectadores parecían intelectuales y “hipsters”. Sólo en una fila cercana se podía ver, bastante fuera de lugar, a dos melenudos con chaquetas de cuero.

-Pssst… ¡Va a empezar el concierto! – dijo Sito – Mira, ese que acaba de subir al escenario es Pepo, el otro guitarrista del grupo.

-¿Guitarrista? ¿Y por qué lleva una ocarina en la mano?

-¿Una ocarina?

Pepo tomó el micrófono:

-Buenas noches, amigas y amigos, camaradas en nuestra aventura musical… Gracias por venir a la presentación de nuestro nuevo disco, “Sombras en la encrucijada de una agonía musical intermitente”. Algunos han dicho que este nuevo álbum supone una ruptura estética radical con nuestra línea anterior, pero no es cierto… Hay una continuidad total, pero evolutiva, abriendo nuevos paisajes sonoros…

La perorata siguió durante diez minutos más, y Sito llegó a plantearse seriamente sacar del bolsillo su consola portátil y ponerse a jugar un rato, pero no lo hizo por respeto a Isa. Pepo concluyó al fin la presentación.

-Por eso con este disco hemos realizado una “Cacosinfonía”, es decir, una sinfonía en la que caben sonidos erróneamente considerados como desagradables, pero que en una visión musical más amplia se convierten en una herramienta melódica más. Esperemos que os guste lo que tenemos preparado. Empezaremos con una canción titulada “El lado salvaje”.

-¿“El lado salvaje”? Eso es de Lou Reed, ¿no? – preguntó ingenuamente Isa.

El resto del grupo salió al escenario y se puso en fila frente al público. Pepo empezó a balar como una oveja. Los otros cuatro miembros del grupo empezaron a piar, cacarear, maullar y ladrar.

Al terminar la “canción” el público rompió a aplaudir. Sito e Isa se miraron, y a continuación miraron a su alrededor en busca de una cámara oculta.

-Nuestra siguiente canción se llama “Fuerza interior”.

La canción consistía en eructos y flatulencias.

Isa miró a Sito suplicando en silencio. No tenía que decir nada para que se leyera en sus ojos “¡¿Pero dónde $%@# me has metido?!”.

-A continuación vamos a interpretar “Restablecer el equilibrio”.

La canción consistía en Pepo afinando su guitarra de espaldas al público.

Isa se levantó:

-No pienso aguantar NI UN MINUTO MÁS. Si escucho otra canción como esta me muero. Lo siento, pero NO.

Y tras pronunciar el rotundo monosílabo final, Isa salió del teatro como si la hubiera disparado un cañón. Sito tampoco podía culparla. Los “jevis” despistados se habían largado media hora antes tras haber visto el percal.

Sito también quería irse, pero estaba allí por invitación directa del grupo, y no quería hacerles un feo. Por otro lado, si se quedaba estaría dejando sola a Isa, así que más le valía irse también. “Para un maldito concierto al que voy…” Mientras aún trataba de tomar una decisión, Pepo volvió a tomar el micrófono, acompañado esta vez por una bailarina en bikini:

-Y ahora, vamos a interpretar un nuevo tema titulado “Período refractario”.

Sito ya no lo pudo aguantar más. “O me voy ahora, o lo lamentaré para siempre.” Salió a paso rápido del teatro sin mirar atrás, y si Pepo no volvía a dirigirle la palabra, le importaba un pimiento. ¿Quién le mandaría a él alejarse de sus queridos videojuegos?

Tendría que buscar alguna forma de disculparse con Isa…


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