Pequeño LdN


Diario de Puchi Smeath, por Marta Bao

El Diario de Puchi Smeath cuenta las aventuras de un loco explorador felino, que quiere que todo el mundo conozca sus hazañas. Es obra de Marta Bao, una niña de 9 años que gracias a las enseñanzas del Profesor Burro, ha conseguido tener a su gatita Puchi, en la que se está inspirando.

34. En el museo

Marta Bao | 3 noviembre 2012

¡Uffff! Mis padres lo habían pasado tan mal en mi ausencia, que ahora están tan preocupados por si me vuelve a pasar algo que no me dejan ir solo a ninguna parte. Cada vez que voy a un sitio, allí están ellos. Llevan así mucho tiempo.

Al menos hoy he conseguido que me dejen ir al Museo de Arte Contemporáneo con mis amigos.
Es un museo de arte moderno.

Sinceramente, me gusta más el otro tipo de arte. Se ve que soy un tipo clásico.

Entramos en el museo y empezamos a recorrer sus salas; en todas las paredes había cuadros y esculturas de diversas formas. Fue interesante verlo.
Pronto llegó la hora de salir.

Justo antes de irnos, vi una sombra deslizarse por el museo. Así que sin que nadie me viera (y después de prohibirles a mis amigos que se quedasen conmigo), me escondí y esperé a que cerrasen las puertas.

Cuando cerró me puse a buscar a la sombra. Busqué durante mucho tiempo hasta que la vi. Era el doble de alta que yo; tenía una capa negra y sombrero puntiagudo también negro: ¡era una bruja! Y estaba robando una obra. ¿Para qué la querría?

Entre sus piernas distinguí a un gato negro, se parecía a Zas, pero no, no era Zas. Zas había seguido mi consejo y había salido del museo. Me acerqué a hablar con él.

—¿Qué haces aquí? —bufó él—. Si te encuentra la bruja te matará.
—¿Quién eres? —pregunté.
—Yo soy Noche. Soy el siervo de la bruja. Ella raptó a mis hermanos y como no haga lo que me diga, los matará —maulló asustado. En sus ojos noté el pánico.

Me contó cómo había llegado hasta allí y lo que planeaba la bruja con la obra robada: sus intenciones eran hacer un conjuro (y para eso necesitaba esa figura) que afectaría a todos los seres vivos. Pero Noche no me quiso contar nada más de ese asunto para no ponerme en peligro, me dijo que cuanto menos supiese mejor. Pero mi espíritu felino se dijo que no pararía hasta averiguarlo todo.

Seguimos hablando un buen rato hasta que, de repente, nos espabiló el sonido de una estridente voz:

—¡Noche! ¡Noche! ¡Tráeme los ingredientes que te he dicho!
—Tienes que irte de aquí antes de que te descubra —siseó Noche, y vi cómo se le dilataba la pupila de miedo—. No vuelvas a pasar por la puerta principal o sonará la alarma. Ve por los conductos del aire.

Salí en el último momento.

¡Pobre Noche, era esclavo de una bruja! Me dije que regresaría para rescatarlo.


Comentarios

¡Sé el primero en opinar!

Deja un comentario

Recordar

Sobre Pequeño LdN



Archivo:

  • Listado de números
  • Mostrar columna

Créditos:

Un proyecto de Libro de notas

Dirección: Óscar Alarcia

Licencia Creative Commons.

Diseño del sitio: Óscar Villán

Programación: Juanjo Navarro

Mascota e ilustraciones de portada: Antonio G. de Santiago

Desarrollado con Textpattern


Contacto     Suscripción     Aviso legal


Suscripción por email:

Tu dirección de email: