Cocinar no es un juego. Lo que hagamos aquí vamos a comérnoslo; así que mucha atención, disciplina, buen gusto y ganas de trabajar. Cada quince días una historia y una receta que podéis preparar vosotros mismos. A cocinar.
El autor de esta sección participa en Libro de Notas con una sección de cocina y otra de lengua.
Un tipo raro ¿verdad? Estoy seguro de que vosotros sois incapaces de estar durante horas jugando con la videoconsola y, por supuesto, en cuanto os llaman a comer la apagáis y acudís a la comida.
Bueno, algunos dicen que en realidad este tentempié era lo que tomaba con frecuencia en su despacho del ministerio de marina para no abandonar el trabajo.
Tampoco es que Sandwich o su mayordomo inventaran el bocadillo, que yo creo que ya existía de antes; sea como fuere, verdad o mentira, juego o trabajo, lo que sí es cierto es que los ingleses del siglo XVIII empezaron a llamar sándwich a esta forma de preparar los alimentos en referencia a este personaje y hoy es una palabra usada en todos los idiomas.
Pues hoy toca hacer sándwiches, o sea, bocadillos.
Ya sé lo que vais a decir: que preparar un bocadillo no es cosa de “alta cocina”. Pues estáis equivocados. Es cierto que para meter cuatro rodajas de chorizo entre pan no hace falta ser un genio (aunque esté muy bueno), pero hay bocadillos y bocadillos.
Y hoy vamos a preparar dos especialidades clásicas y buenísimas de bocadillos algo más “complicados” y que, por cierto, también tienen su historia: El Sandwich Club y el Chivito uruguayo.
Personal:
1 ó 2 Alevines (más de 8 años)
1 Adulto
El Sandwich “Club”
Es un plato típico norteamericano. Se cuenta que nació en el Club Saratoga, en Saratoga Springs, un pueblecito cercano a Nueva York. Se dice que hacia 1900, uno de los miembros le pidió al cocinero del club, Danny Mears, que le hiciera un enorme bocadillo de pavo con beicon, pues era lo que él se hacía en su casa cuando regresaba del club a horas en que ya todos dormían y no había nadie para prepararle algo mejor de comer.
Al cocinero, pareciéndole buena idea pero poca cosa, le añadió otros ingredientes y el resultado fue tan apetitoso que otros miembros pidieron que se les preparara lo mismo, de tal forma que el club pronto se hizo famoso por estos sándwiches.
Ingredientes:
– Pan de molde (mejor si extra-ancho)
– Fiambre de pavo
– Tiras de bacon o panceta fresca
– Hojas de lechuga fresca
– Tomate en rodajas
– Mahonesa
– Sal y pimienta en polvo
Materiales:
– Sartén ancha
– Cuchillo de sierra y tabla de cortar
– Mondadientes
Tostamos ligeramente las lonchas de pan que vayamos a utilizar: OJO, son TRES por cada sándwich. Podemos hacerlo en tostadora o pasándolas vuelta y vuelta por la sartén caliente.
Después freímos las tiras de beicon en la sartén sin aceite (sí, se fríen en su propia grasa), hasta que queden crujientes pero sin pasarse.
Montamos cada sándwich de la siguiente forma:Se suelen servir acompañados de patatas fritas o ensalada.
El Chivito
En el norte de Argentina se come la carne del chivo, macho joven de cabra. El caso es que una mujer que visitaba Uruguay pidió “chivito” al propietario de un bar en Punta del Este. Al parecer, la turista no sabía muy bien dónde estaba, pues Punta del Este es una ciudad de Uruguay, muy lejos de la región argentina donde esa carne era típica.
Así que Antonio Carbonaro, que era el nombre del dueño del restaurante, le puso lo primero que se le ocurrió:
“fue una noche media complicada. Creo que habíamos sufrido un apagón y esto nos había causado algunos problemas. En ese momento cayó una clienta, creo que del norte argentino o chilena, que pidió algo para comer. Nos pidió carne de chivito porque antes de llegar a Punta del Este había pasado por Córdoba (Argentina) donde había probado este tipo de carne y le había gustado mucho. Quizás imaginó que aquí al igual que en su país debía de haber carne de chivo por lo que nos pidió eso. Como no teníamos le preparamos un pan tostado con manteca (mantequilla), le agregamos una feta (loncha) de jamón y un churrasquito (carne de novillo) jugoso. La mujer quedó encantada. Por suerte salimos de apuro y sin querer inventamos el chivito.”
Si así lo contó es que así fue, y hoy el “chivito” es una de las comidas más típicas de Uruguay, tanto que muchos restaurantes, pareciéndoles que un “bocadillo” no es cosa de comer bien, hacen la misma receta, pero sin pan y en plato. Yo creo que se equivocan: el chivito es un exquisito bocadillo, pero como plato, bueno, nada tan especial.
Ingredientes:
– Filetes finos de lomo o solomillo limpio de añojo o novillo
– Lonchas de jamón cocido
– Tomate en rodajas
– Hojas de lechuga
– Mahonesa
– Pan de hamburguesa (o, mejor, molletes, pero vale también pan normal. En Uruguay se usa un pan que llaman “catalán”)
– Mantequilla
– Aceite de oliva
– Sal
Materiales:
– Plancha para asar (parrilla), pero vale también una sartén ancha.
– Platos y fuentes
– Pincho de asar (una especie de tenedor de dos puntas largas)
Preparamos primero todos los ingredientes: los panes abiertos, un plato con los filetes, otro con el jamón cocido, un tercero con rodajas de tomate y un cuenco con la lechuga lavada.
Untamos el pan ligeramente con mantequilla. Lo ponemos, por el lado de la miga, sobre la plancha o sartén no demasiado caliente y dejamos que tueste unos instantes con su mantequilla y los ponemos abiertos sobre una fuente o plato grande para servir, poniendo en una cara (o las dos) una cucharada de mahonesa.Ponemos un poco de aceite en la plancha y lo extendemos (puede usarse una brocha de silicona). Sin que se caliente demasiado (que no haga humo) ponemos los filetes y en un minuto o menos le damos la vuelta con el pincho, de forma que queden hechos por los dos lados, pero no demasiado para que estén tiernos.
Los sacamos a un plato y les ponemos sal. Cuando se enfríen un poco ponemos cada filete sobre el pan con mahonesa, encima de la carne una loncha de jamón, dos o tres rodajas de tomate y una hoja de lechuga. Cubrimos con la otra tapa del pan y listo.
Para hacer varios chivitos es mejor que colaboren dos cocineros: el más experto se encarga de asar la carne y el ayudante va montando los bocadillos según salen los filetes de la parrilla. De esta forma es menos probable que la carne se queme y podrán llegar calientes hasta los comensales.
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Madre mía, Román. Se me ha hecho la boca agua… Por cierto, esto de bocata frugal tiene poco, ¿eh? Ambos podrían sustituir a una comida (¡o dos!). ¡Estupendos!
Me da un poco de pena comprobar que en España, con la materia prima tan buena que hay, se potencie tan poco la creatividad del bocadillo medio de bar. Los italianos los hacen buenísimos y variados casi en cualquier esquina. (Y hasta donde sé, los canadienses los encharcan con salsas infames).
Esto me ha hecho recordar los bocadillos que hacían en una charcutería de Coruña. Lo que llevasen dentro poco importaba: el pan estaba tan rico que casi entraban ganas de llorar de la felicidad…